lunes, 13 de agosto de 2018

La impotencia de las abstracciones


En la noche del 20 de Julio de 1969, un momento publicitado como el más significativo en la historia de la humanidad, se pudo ver a dos astronautas norteamericanos –con bandera norteamericana y todo- caminando en la luna. De visita en Buenos Aires con mamá y mi hermanito, pudimos verlo contagiados del entusiasmo que transmitía en blanco y negro aquella televisación en directo. Pese a ello, al costado de la escena y en las sombras de la cama donde hacía rato mi abuelo dormía, la abuela entre risitas socarronas reprochaba: ¡Nena, ustedes se creen todo lo que dicen en la televisión!,
  ¿no se dan cuenta de que están en un galpón?

Seguramente aquello que inicia en nosotros un relato fantástico, existe sólo cuando por prepotencia de estimulación se instala como verdad, logrando vencer las resistencias críticas, incluidas aquellas de mi abuela. Y más seguro es aún, que cuando ya se cree, cuando el relato queda adentro como verdad; todo lo que lo abone y tranquilice cualquier sobresalto de duda, se exhibe con el orgullo del amor propio.

¿Será algo parecido a eso, lo que pasa hoy en el adentro del votante que aún cree y persiste? ¿Será esa misma lógica que con cada nuevo testimonio, con cada nuevo chisme alimenta y reaviva la inoculada creencia? Si será tan así no lo sé; pero si estoy seguro que la imagen del hombre en la luna -aunque hoy quedara demostrado el fraude- sería difícil de desalojar del espacio que durante tanto tiempo viene ocupando.

Es notable como la fuerza de imágenes –repetidas y ciertamente respaldadas por la opinión de personalidades famosas y medios respetables- pueden lograr tan excelente convicción. Claro, no son conceptos: son imágenes: fotos y filmaciones, bolsos con plata, tesoros enterrados, bóvedas secretas; tangibles cuadernos gloria y no abstractas cuentas offshore; evasiones tributarias, fuga de divisas u otras complejas maniobras fraudulentas. ¿Cómo dudar de imágenes que hablan por sí mismas?, ¿cómo dudar de aquel irrepetible y lejano Julio de 1969 cuando dos hombres pisaron la luna? ¿Cómo dudar cuando la mentira es tan grande y tan convincentemente impuesta que en-reda y alimenta tantas posteriores construcciones imaginarias?