lunes, 3 de agosto de 2020

El bien, el mal y los jueces


 
Existe una base de creencias dominante que afirma: somos buenos, los niños son inocentes, no hay maldad intrínseca sino aprendida. Lo creía el hippie de Rousseau (1) cuando sostenía que el hombre era bueno por naturaleza, que lo hacían malo ciertos institutos sociales; y lo sostenían los fundadores del libre mercado, cuando afirmaban que el hombre al poder comerciar con absoluta libertad, naturalmente tendería hacia el bien (2).

El cristianismo asocia el bien con el paraíso y la obediencia a la voluntad de Dios. Al mal con la desobediencia con el ceder a las tentaciones del diablo -una suerte de fábrica del mal- un ente externo e impropio de la naturaleza humana. La visión vernácula a este ordenamiento, agrega estupidez al bien exagerado (el típico buenudo) y viveza al mal con moderación.

Con este sustrato de creencias buscamos –esperamos- jueces probos como si eso fuera lo lógico, lo natural.  Creemos y apostamos a ser inclaudicablemente buena gente aunque sepamos por experiencia que todos podemos ser buenos hdp.  Así y todo, entrecerramos nuestros ojos y apostamos a la primacía del bien, creemos que a la corta o a la larga el bien prevalecerá. Tenemos confianza, más bien diría tenemos fe. Una suerte de optimismo esperanzado en el retorno a la faz de la tierra del ser buen-perso-nismo que en un tiempo pretérito se dice que existió.

Es posible que esa espera nos haya costado y nos cueste aun, unos cuantos errores de decisión y dolores de pueblo. Perón proponía una negociación práctica sin ir de frente contra el preconcepto: " Los hombres son todos buenos, pero si se los vigila son mejores" (Perón: Conducción Politica, 4ta clase); propuesta que aplicada al Poder Judicial podría significar: un mayor control democrático y periodicidad acotada en los cargos de la Corte Suprema. Sin pretensión de canonizar ni de abonar una visión unipolar -nociva de aplicar a cualquier persona- creo que Perón muchas veces fue un hombre sabio.

Notas
(1)
The creation of a hippy Rousseau corresponds to the horizon of waiting of the Seventies. I also show what founds this rapprochement through the analysis of the San Francisco hippie newspaper, The Oracle, the Diggers and the phenomenon of community and nature.

2) El Dr. Arturo Enrique Sampay en su “Informe del Despacho de la Comisión Revisora de la Constitución (de 1853)” sostenía que el basamento último de la doctrina que fundamenta nuestra Constitución actual, es “la concepción evangélica del hombre, heredada del liberalismo de Descartes y Rousseau”. Como se parte de creer que el hombre es absoluta y naturalmente bueno “las restricciones internas –jurídicas por parte del Estado- a su libre arbitrio desvirtúan su ingénita bondad”. Concluye que “los errores de esta concepción política, tuvo efectos que produjeron una penosa realidad sociológica –la concentración de riqueza en pocas manos y su conversión en un instrumento de dominio y de explotación del hombre por el hombre-“


1 comentario:

Militancio dijo...

Llevé. La desesperaznza escrita duele menos. Me gustó.