miércoles, 22 de julio de 2009

Los Cletos

“Es uno de los momentos más difíciles de mi vida… quiero que esto se entienda: no puedo acompañar. Actúo conforme a mis convicciones… Pido perdón si me equivoco. Mi voto no es positivo” (Senado de la Nación Julio 2008)

-¡Hace la tuya Cleto!, pedía la tribuna en barrio norte. Y una vez más, él  no se privó de traicionar la pertenencia a un colectivo justificado en su “cosita personal". Lo había hecho en Mendoza y ya era su costumbre.

Cleto se formó en una cultura -evidentemente aún lo gobierna- llena de afeites e indulgencias a la individualidad. Cualquier corazón que sufre esa enfermedad consiente el brinco de su descaro. -¡Dejenló al hombre cumplir su voluntad! ¡No ven que hace lo que le dictan sus convicciones!

Cleto usa los modos típicos del buen muchacho, ese que no hace mal a nadie (ni bien tampoco). La parte “disciplinadora” del mensaje la aporta su cara de nada. Está dirigida al “hacé la tuya” que habita en cada cucaracha. Esas que ven a Cleto y se emocionan.

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