En la noche del 20 de Julio de 1969, un momento publicitado como el más significativo en la historia de la humanidad, se pudo ver a dos astronautas norteamericanos –con bandera norteamericana y todo- caminando en la luna. De visita en Buenos Aires con mamá y mi hermanito, pudimos verlo contagiados del entusiasmo que transmitía en blanco y negro aquella televisación en directo. Pese a ello, al costado de la escena y en las sombras de la cama donde hacía rato mi abuelo dormía, la abuela entre risitas socarronas reprochaba: ¡Nena, ustedes se creen todo lo que dicen en la televisión!, ¿no se dan cuenta de que están en un galpón?
Seguramente aquello que inicia en nosotros un relato fantástico, existe
sólo cuando por prepotencia de estimulación se instala como verdad, logrando
vencer las resistencias críticas, incluidas aquellas de mi abuela. Y más seguro
es aún, que cuando ya se cree, cuando el relato queda adentro como verdad; todo
lo que lo abone y tranquilice cualquier sobresalto de duda, se exhibe con el orgullo
del amor propio.
¿Será algo parecido a eso, lo que pasa hoy en el adentro del votante que aún
cree y persiste? ¿Será esa misma lógica que con cada nuevo testimonio, con cada
nuevo chisme alimenta y reaviva la inoculada creencia? Si será tan así no lo
sé; pero si estoy seguro que la imagen del hombre en la luna -aunque hoy quedara
demostrado el fraude- sería difícil de desalojar del espacio que durante tanto
tiempo viene ocupando.
Es notable como la fuerza de imágenes –repetidas y ciertamente respaldadas
por la opinión de personalidades famosas y medios respetables- pueden lograr
tan excelente convicción. Claro, no son conceptos: son imágenes: fotos y
filmaciones, bolsos con plata, tesoros enterrados, bóvedas secretas; tangibles
cuadernos gloria y no abstractas cuentas offshore; evasiones tributarias, fuga
de divisas u otras complejas maniobras fraudulentas. ¿Cómo dudar de imágenes
que hablan por sí mismas?, ¿cómo dudar de aquel irrepetible y lejano Julio de
1969 cuando dos hombres pisaron la luna? ¿Cómo dudar cuando la mentira es tan
grande y tan convincentemente impuesta que en-reda y alimenta tantas posteriores
construcciones imaginarias?