Por vagar no me fui
(por andar no me perdí)
en los brazos de otro mundo
Mis huesos son memoria
de insondables sueños de caldenes
del cardo que rueda la huella del sur
Saben dulce a piquillín
(como rojo piquillín)
recuerdos
luces vagas.
Galopa el caballo errante
la voz del hermano
las caras perdidas.
Vellones de tiempo que hila el cantar
Qué bueno estar en mi lugar
(qué bueno estar tranquilo aquí)
desatar todas las horas.
Correr con el puma
silbarle al hornero
soltar nombre y alma.
Por el viento pampa dejarme llevar...
Monte
llanura... inmensidad
Cielo estrellado... eternidad
Errante
La conflictiva relación entre hambre y libertad
Introducción
Este ensayo fue presentado en el II Congreso de
Pensamiento Político Latinoamericano, Buenos Aires, 2 de Noviembre de 2012 y posteriormente publicado en versión digital por CIPPLA (Centro de Investigaciones en
Pensamiento Político Latinoamericano) y Ediciones Madres de Plaza de Mayo; en
la compilación: hegeMoníA, estADo y
PoPULIsMo.
El hilo conductor del mismo, es lo que
entiendo el problema principal o tensión principal a resolver (en lo micro y en
lo macro): la superestructura de justificación actual: la sobrevaloración de la
libertad personal aún por sobre las necesidades o derechos de la mayoría. Eso
expresa el título: “la conflictiva relación entre hambre y libertad”.
Frente al tema de la exclusión y el hambre que
provoca la desorganización liberal dos consideraciones centrales y una conclusión:
El hambre no es un problema de imposibilidad material, pero tampoco puede
reducirse a un simple querer solucionarlo. La propiedad y el lucro sobre el
medio natural del cual debemos proveernos todos es violencia instalada y
aceptada aún por gran parte de quienes victimiza esa apropiación. No parece muy
factible solucionar el hambre y la exclusión y preservar la naturaleza, si no
se antepone una mejor inteligencia a la que estimulan las apetencias privadas.
Liberalismo, exclusión y
hambre
La doctrina liberal sacraliza la libertad personal y
resiste toda intervención Estatal que pueda limitar la regulación del mercado.
Como consecuencia, la sociedad se organiza según los resultados de la puja por
intereses individuales. Una lógica organizativa que muestra su insuficiencia al
condenar al hambre y excluir del sistema creado a cada vez más personas.
Arturo Sampay[1] en 1949, al
dar su Informe a la Comisión Revisora de la Constitución, afirmó que la
formalizada en 1853 –claramente liberal- se había propuesto afianzar la
libertad personal comportando la supresión de las constricciones jurídicas,
porque suponía que “una sociedad movida por el sólo interés personal podía ser
capaz de generar –naturalmente- un orden justo”. Muy por el contrario, la
realidad histórica enseña que, postular la no intervención del Estado en
materia económica significa quedar en manos de intereses particulares
contrapuestos, donde inevitablemente pierde el más débil.[2]
El informe “Los límites al crecimiento” del Club de
Roma en 1972[3] advirtió que
si permanecían las actuales condiciones de despilfarro habría un mundo
“posible” para la mitad de los habitantes. Esa advertencia no sirvió para reorganizar la utilización de
los recursos sino para debilitar la imaginación de un mundo mejor en favor de
los discursos excluyentes. ¿Cómo explicar si no, el actual apoyo a las
políticas locales en Buenos Aires? Allí
la estrategia excluyente adoptada, es proporcional al temor de la franja social
que la sostiene. Temen que al hacer lugar a otros dejen de aumentar sus
privilegios. Evidencian que, para los sempiternos acomodados o para los recién
llegados, el planeta no debe ser para todos; aunque argumenten que no alcanza.
En el mundo, la superficie agrícola es de 49
millones de km2. De allí, 14 millones corresponden a tierras cultivables. [4]. En la Argentina la superficie agrícola es de
1.770.000 km2 y las tierras cultivables
336.300 km2 (33.630.000 hectáreas ), pertenecientes
mayoritariamente a la región pampeana. [5] Según
las cifras promedio de la cosecha granífera del 2007, el mundo podría alimentar
a 10.000 millones de habitantes (hoy somos 7.000 millones) y de esa cifra, la
Argentina unos 250 millones de personas y hasta 400 millones si se consideran
los rendimientos de 2,7 toneladas por hectárea censados últimamente en el país. [6]
La exclusión y el hambre no son problemas obligados
por causa material o técnica, más si se considera que los cálculos citados se
centran en los alimentos obtenidos de la tierra cultivable, sin sumar los 3.500
millones de hectáreas de pastos en el mundo (140 millones en Argentina) útiles
para ganadería; ni la pesca; ni incorporación de regadío u otros procedimientos
optimizadotes en tierras hoy improductivas, etc.
Sin duda no es un problema material o técnico, pero
tampoco puede reducirse su solución a un simple querer hacerlo. ¿Cuántas
personas y con qué fuerza lo querríamos hacer? Difícilmente alcance el
solitario ímpetu de una Ley o el voluntarismo político sin el apoyo concreto de
una ciudadanía unida y organizada en esa convicción. Sosteniendo los
privilegios de la desigualdad, se articula en múltiples frentes, un enemigo
poderoso que ha logrado ser legitimado aún por gran parte de sus propias
víctimas.
La
violencia de la propiedad privada
Los
paisajes tienen dueño y muchos “derechos civiles” no son otra cosa que
protecciones a esa propiedad privada. La violencia económica comenzó al
concebirse propietarios particulares sobre el medio natural común a todos, con
el único objeto de acaparar riqueza. Esa violencia se consolidó debido a la
protección otorgada por los Estados liberales y se acentuó al concentrarse en
cada vez menos manos. En los años 90, el Consenso de Washington organizó la
globalización de las políticas neoliberales en Latinoamérica; impuso la
concentración de las multinacionales y debilitó a los Estados “periféricos” con
privatizaciones, desregulaciones a favor del libre mercado y eliminación de
barreras a las inversiones extranjeras directas, que generaron los mayores
índices de movilidad social descendente.
Una
mirada retrospectiva encuentra inicios de la cultura propietaria en la
Inglaterra de los siglos XV al XVIII. La resistencia de las leyes finalmente
cede ante los Bills for Inclosure of
Commons (leyes sobre el cercado de terrenos comunales) y permite a los
"lords" británicos apropiarse y cercar los campos, antes propiedad
comunal explotada por el conjunto de campesinos locales. La propia Ley quedó convertida
en vehículo de la depredación de los
bienes del pueblo[7]
y definió la conversión de esos otrora trabajadores independientes, según fuera
su suerte, en asalariados de los "landlords"
o en mendigos.
Para
Locke[8],
tal vez el más célebre justificador de la política liberal, la propiedad y la
libertad son parte constitutiva de la naturaleza humana. Algunas décadas
después, Jean-Jacques Rousseau criticaría: "El primero que, habiendo vallado un
terreno, se le ocurrió decir: esto me pertenece, y encontró gentes lo
suficientemente simples para creerle, fue el verdadero fundador de la sociedad
civil. Cuántos crímenes, muertos, miserias y horrores hubiera evitado al género
humano el que, arrancando las estacas o rellenando el foso, hubiera gritado a
sus semejantes: guardáos de escuchar a este impostor; estáis perdidos si
olvidáis que los frutos son de todos y que la tierra no es de nadie".[9]
La
Consulta Regional Latinoamérica de la FAO sobre Directrices Voluntarias para
una Gobernanza responsable[10]
en la Tenencia de la Tierra y de otros Recursos Naturales; datada en Brasilia,
en Mayo de 2010 sostiene: “La
concentración de la propiedad de la tierra sigue siendo el mayor obstáculo a la
gobernanza responsable de la tierra y de los otros recursos naturales en América
Latina”.[11]
Según
la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), en la Región
Pampeana Argentina (la más fértil del país) 1.250 propietarios acaparan el 35
por ciento de la tierra a un promedio de 6.000 hectáreas
cada uno. Considerando todo el país, el
mayor terrateniente privado es el grupo Italiano Benetton, con 900.000 hectáreas
que; junto a Cresud[12],
Bunge y Born y Fortabat suman 2.000.000 de hectáreas. De las treinta y tantas
familias que a principios del siglo XX concentraban la mayor parte de la
tierra; treinta continúan siendo grandes terratenientes. Los Perez Companc son
dueños de 155.000
hectáreas ; los Anchorena de 40.000 hectáreas ;
los Gómez Alzaga, de 60.000; la familia Bemberg, ex propietaria de la
cervecería Quilmes, tiene 60.000 hectáreas en Buenos Aires, 73.000 en
Neuquén y 10.000 en Misiones.
La
sociedad burguesa compuesta por individuos socializados como propietarios
privados, impone su razonamiento mercantil como sentido común. La conveniencia
económica particular, la puja apropiadora, es el parámetro que organiza la
sociedad occidental desde los tiempos de la Revolución Francesa. El arte del
buen vivir, la oikonomia[13]
que pregonara Aristóteles, más próxima al objeto de la ecología, a la
administración de las necesidades de una familia que a la conveniencia
empresaria, quedó sustituida por la crematística que aquel filósofo
despreciara, el arte de ganar dinero. En el planteo economicista[14],
la naturaleza es un mero “recurso” al servicio del progreso y bienestar humano;
no obstante, corrido el velo de los eufemismos, puede observarse que los
“recursos” naturales resultan en los hechos un simple objeto de apropiación, un
medio más de fabricar dinero.
La
mentalidad del provecho económico está en los fundamentos de la propiedad pero
sería irreal circunscribir esa cultura a una pequeña elite de grandes
propietarios. Difícilmente la redistribución de la propiedad podría por sí
misma resolver el actual desquicio, ya que si la valoración que prima -y lleva
a decidir qué cosa cultivar y cuál no- es la regla de la mayor ganancia, mil o
millones de propietarios mayoritariamente se inclinarían por el cultivo más
rentable.
Los
pooles de siembra socializan esta primacía del lucro entre especuladores e
inversionistas de mediana solvencia, confirmando que en definitiva lo que
importa no es tanto la propiedad sino sus frutos portadores de ganancia. En
Argentina, a partir de 1990, asumen un fuerte control de la producción
agropecuaria mediante el arrendamiento de grandes superficies. Reducen costos al
operar a gran escala y hacen inviables, comparativamente, las iniciativas de
los pequeños productores. La ventaja cómoda de los inversores hace la vista
gorda a la voracidad que causa daños a terceros y al ambiente por una masiva
utilización de agroquímicos y por la falta de rotación en los cultivos.
La lucha por la existencia
No
parece muy factible solucionar el hambre y la exclusión y preservar la
naturaleza, sin anteponer una mejor inteligencia a la que estimulan las
apetencias privadas. Son indispensables
la sistematización, el reordenamiento y la planificación del bien común con
independencia de sus eventuales propietarios. Es fundamental resguardar del
arbitrio privado -de la conveniencia particular de una pequeña elite
propietaria que hace con su plata lo que
quiere- todos aquellos medios de los cuales depende la existencia de todos.
Sin una tutela democrática del interés mayoritario; se torna imposible que los
recursos de la naturaleza sean para
todos.
Frente
a la lógica del economicismo reacciona el mediatismo ambientalista[15]
sensibilizado con el deterioro del hábitat pero con poco cuestionamiento a las
políticas excluyentes. Como contrapartida, muchos movimientos sociales, nacidos
por la supervivencia de comunidades marginadas, configuran verdaderos
movimientos ecologistas[16]
en su lucha por sacar recursos naturales de la esfera económica, de la lógica
mercantilista, para devolverlos a la prioridad de garantizar la existencia de
la comunidad.
La
“Guerra del Agua” es el nombre popular de una serie de protestas que tuvieron
lugar en Cochabamba, Bolivia, a principios del 2000 y que dejaron sin efecto la
privatización del abastecimiento del agua municipal impulsada por el Banco
Mundial a favor de la multinacional Bechtel. La ley le concedía el monopolio
sobre todos los recursos de agua e insólitamente, se indicaba que la población
debería requerir licencia para poder recoger agua de lluvia. La “Guerra del
Gas” surgió por oposición a la
exportación de gas natural de Bolivia a EEUU y México mientras en el país no se
abastecía. Las protestas fueron dirigidas por campesinos y mineros,
destacándose Evo Morales, (dirigente sindical cocalero) y Felipe Quispe
(dirigente campesino del norte paceño). Ocasionó la huida del presidente
Gonzalo Sánchez de Lozada que dejó su renuncia en el Congreso. En 2005 Evo
Morales ganó las elecciones nacionales y apenas iniciado su gobierno firmó
nuevos contratos petroleros donde Bolivia pasó a tener el control mayoritario
de las acciones y los ingresos para el país subieron del 18% al 84%.
Los
sujetos que motoricen una mejor inteligencia en la organización social, pueden
ser tan diversos como respuestas se organicen frente a los conflictos que
origina la actual hegemonía. Ya están allí las organizaciones colectivas
partidarias o apartidarias que se organizan; profundizan su lucha y se
articulan. No califican para estar, las ONG subsidiadas desde EEUU y es
improbable que puedan hacerlo los sectores en relación de dependencia si se
cierran en reclamar sólo por su status. Sería arduo probar que las pulseadas
sectoriales dentro de la estructura económica, hayan provisto alguna vez
soluciones a los excluidos, los sin trabajo, los invisibilizados. No parece que
del forcejeo por porciones y posiciones en el negocio pueda resurgir aquella
utopía esperanzada en la clase obrera como ariete hacia una sociedad
igualitaria.
Ernesto Laclau y Chantal
Mouffe afirman: (…) “Cuando se habla de socialización de los medios de
producción como de un elemento en la estrategia de una democracia radicalizada
y plural, es preciso insistir en que esto no puede significar tan sólo la
autogestión obrera, pues de lo que se trata es de una verdadera participación
de todos los sujetos a quienes interesan las decisiones acerca de lo que va a
ser producido, de cómo va a ser producido y de las formas de distribución del
producto. Es sólo en tales condiciones que puede tener lugar una apropiación
social de la producción. Reducir la cuestión a un problema de autogestión
obrera es ignorar que los “intereses” obreros pueden ser construidos y
articulados de tal modo que no tengan en cuenta las reivindicaciones ecológicas
o de otros grupos, que sin ser productores, son afectados por las decisiones
que se adoptan en el campo de la producción.” [17]
Pero
la tierra cultivable, el agua potable, la energía -la naturaleza que puede
asegurar la vida de todos sin ser destruida- necesitan un plan. Y, ¿qué otra
cosa es un Estado? Claro, debe ser un plan para todos, no para que una minoría
engorde sus privilegios.[18]
Un Estado popular y democrático genera condiciones, aporta iniciativas,
organiza y aúna fuerzas que permiten concretar las aspiraciones de los
colectivos. Nunca lo hizo ni lo haría un Estado títere de presiones
corporativistas privadas, defensor de intereses mezquinos, represor de las
reacciones sociales y destructor de las conquistas.
Hace
algunos años, la Constitución de 1949 sintetizó la orientación del peronismo en
el tratamiento de los recursos sensibles. Lo importante es la dirección, el uso
de la propiedad y no la propiedad misma. Se fortaleció la intervención Estatal
entendida en las palabras de Perón: “el
Estado es para el hombre y no el hombre para el Estado”. Se dispuso la
protección de los sectores hiposuficientes y principalmente su Art.38 establecía
la función social de la propiedad. Además, el Art.39, disponía la funcionalidad
del capital al servicio del bienestar social y el Art.40, la organización de la
riqueza con la finalidad del bienestar del pueblo. Minerales, aguas,
yacimientos y otros, se declararon propiedades imprescriptibles e inalienables
de la nación.
Aquella
Constitución, invalidada por el golpe de 1955, fue el más concreto intento
institucional fuera de los principios organizadores del Estado liberal. Hablar
de función social de la propiedad es apartarse de la lógica economicista, de la
primacía de los intereses individuales sobre los conjuntos. Las libertades
individuales siempre serán un principio insuficiente para organizar lo común
con justicia. Por eso en la superación de los actuales perjuicios, rumbo a un
futuro bueno para todos y bueno para la salud del planeta, la libertad del
“uno” debe estar limitada por el derecho del “todos”.
[1] Destacado jurista, constitucionalista y docente argentino; referente en estudios sobre el Estado y constituyente de la Convención que sancionó la Constitución Argentina de 1949.
[2]
Constitución de la Nación Argentina 1949 con estudio preliminar del Dr. Eugenio
Raúl Zaffaroni, Edición a cargo de la Dirección de Prensa y Comunicación del
Archivo Nacional de la Memoria.
[3] Los
límites al crecimiento (en inglés The Limits to Growth) es un informe encargado
al MIT por el Club de Roma que fue publicado en 1972, poco antes de la primera
crisis del petróleo.
[4] Según
estadísticas del Banco Mundial, tierra agrícola es la afectada a cultivo
permanente y a pradera permanente. La tierra cultivable incluye aquellos
terrenos definidos por la FAO como afectados a cultivos temporales o
permanentes que no necesitan replantarse tras cada cosecha (como el cacao, el
café o el caucho). También incluye los terrenos con arbustos de flores, árboles
frutales, árboles de frutos secos y vides, pero se excluyen aquellos donde se
siembran árboles para obtener madera o madera de construcción. Las praderas
permanentes son los terrenos que se explotan durante cinco o más años para
forraje, ya se trate de especies naturales o cultivadas.
[5] Según
datos de la FAO, al 2000 / 2001 / http://www.todoagro.com.ar/todoagro2/nota.asp?id=6322
[6] Hoy
según datos de la FAO, los rendimientos medios mundiales -con grandes
posibilidades de mejora- son para los cereales de 2,7 toneladas por hectárea. En Argentina el rendimiento promedio
Tonelada/Hectárea cultivada es de 1,7
para el girasol, 3,2 para el sorgo, 3,2 para el maíz y 2,0 para la soja.
[7] Karl
Marx, “El Capital”, Tomo I, Cap.XXIV “El Secreto de la Acumulación Originaria”
[8] John
Locke, “Segundo ensayo sobre el gobierno civil”, Traducción de Claudio Amor y
Pablo Stafforini, Editorial Prometeo/Universidad Nacional de Quilmes, 1ra
edición, año 2005. Cap.IX, pp 144.
[9]
Jacques Rousseau, “Discursos sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad
en los hombres”, segunda parte, 1755.
[10]
Gobernanza es un concepto de reciente difusión para designar la eficacia,
calidad y buena orientación de la intervención del Estado.
[11]
Depósito de documentos de la FAO: http://www.fao.org/docrep/012/al413s/al413s00.pdf
[12]
Multinacional que en Julio 2012 amenazaba cerrar su frigorífico Carnes
Pampeanas, el mayor de La Pampa, y despedir a sus 295 empleados; para trasladar
su inversión a zonas de mayor beneficio económico.
[13]
Aristóteles, “La Política”; Libro I, Cap.III y IV
[14]
Según el Diccionario de la Real Academia Española, economicismo es el
"criterio o doctrina que concede a los factores económicos primacía sobre
los de cualquier otra índole". En base a esta definición, puede entenderse
como economicista cualquier planteo práctico o teórico de derecha o izquierda
que mantenga tal primacía.
[15] La
Ecología se define como la rama de la Biología que estudia las relaciones entre
los seres vivos y su ambiente; Ecologista es quién investiga y/o trabaja para
optimizar la relación ser vivo-ambiente. Diferente es el ‘ambientalismo’ o
‘conservacionismo’, una corriente de opinión a favor de la conservación del
entorno natural, del no deterioro del ambiente. La acción Ecologista proclamada
como tal, no pareciera tener vocación de actuar políticamente; de actuar
abiertamente en la organización de la mejor obtención y distribución de los
bienes provenientes de la naturaleza. Por esa característica sus luchas y logros
se encuadran como “ambientales” y explican la confusión habitual de tratar
ecología y ambientalismo como sinónimos.
[16] “El
Ecologismo de los Pobres” artículo de Joan Martínez Alier, economista de la
Universidad de Barcelona (España).
[17] Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, “Hegemonía y
Estrategia Socialista”, Fondo de Cultura Económica 3ra edición, 2010; pág 224
[18] La
Ley 26.741 promulgada en la Argentina en Mayo de 2012, dice en su artículo 1:
“Declárase de interés público nacional y como objetivo prioritario de la
República Argentina el logro del autoabastecimiento de hidrocarburos (…). La
Ley deroga las disposiciones vigentes desde 1989 que establecían la
desregulación del sector, la libre disponibilidad de los hidrocarburos para su
comercialización, la libertad de precios y la libre importación y exportación
con exención de derechos, aranceles y retenciones.
Pies en pose
Borrose tanto su figura y limose su persona
que sólo dos pies en pose
resumen toda su estatura.
Enojose tanto con su vida y con su historia
tanto olvido le puso en cobertura
que se quedó sin goce
y se mudó a la altura.
Bien se sabe que allí no es lugar para personas
Pero a veces no hay nada en uno que le aguante
a la tremenda succión de esa abertura.
Esa nube de grano inconsistente
sin dirección, sin lados, sin gordura,
agujero en que se cae para arriba
lugar donde se está solo y sin ayuda.
Nada allí le indica a uno
si va bien o va a estrellarse,
qué cosa es de guardar
qué otra accesoria
y cuál ha de tirarse a la basura.
No pensó perder su densidad
construyendo una idea tan maleable.
Supuso que nada habría de pasar
por recortar unos pedazos descartables,
deshacerse de eso mal incorporado,
por fin olvidar lo mal amado,
volver a barajar y dar de nuevo.
No supo prever las consecuencias no deseadas
y ya casi todo él se ha ido a las alturas.
Por eso al mirar al espacio en el que estaba,
restándole importancia a la cordura,
tan sólo dos pies en pose
resumen toda su estatura..
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