Acceso a la Justicia
Los Cletos
“Es uno de los momentos más difíciles de mi vida… quiero que esto se entienda: no puedo acompañar. Actúo conforme a mis convicciones… Pido perdón si me equivoco. Mi voto no es positivo” (Senado de la Nación Julio 2008)
-¡Hace la tuya Cleto!, pedía la tribuna en barrio norte. Y una vez más, él no se privó de traicionar la pertenencia a un colectivo justificado en su “cosita personal". Lo había hecho en Mendoza y ya era su costumbre.
Cleto se formó en una cultura -evidentemente aún lo gobierna- llena de afeites e indulgencias a la individualidad. Cualquier corazón que sufre esa enfermedad consiente el brinco de su descaro. -¡Dejenló al hombre cumplir su voluntad! ¡No ven que hace lo que le dictan sus convicciones!
Cleto usa los modos típicos del buen muchacho, ese que no le hace mal a nadie (ni bien tampoco). La parte “disciplinadora” del mensaje la aporta su cara de nada. Está dirigida al “hacé la tuya” que habita en cada cucaracha. Esas que ven a Cleto y se emocionan.