Perspectiva corporal (prosa)

 


Tener un cuerpo diminuto es aliviado, pero se vuela con la más leve brisa. Para que eso no ocurra hay que sujetarlo debajo del televisor, del celular, de algún bonito trozo de mármol o cosa parecida

Un cuerpo pequeño alcanza una precaria estabilidad que permite estar con la ventana abierta. A través de ella suele entretenerse opinando sobre el mundo desde una cómoda poltrona

Cuando el cuerpo es mediano ya se puede salir a la calle pero, con especial cuidado en las horas pico. Para sobrevivir a la muchedumbre debe treparse a un árbol o al capot del auto

Un cuerpo grande se hace lugar en el mundo aún en las aglomeraciones más densas, se hace oír con claridad  y disfruta comiendo frutas directamente de los árboles

El cuerpo gigante es ocasional, pero posibilta placeres especiales. Cuando aparece me gusta caminar con él hacia Plaza de Mayo haciendo vibrar las cornisas de los edificios

Acceso a la Justicia


Acceso a la justicia no es acceso a la Ley, sino acceso a la justicia Social. Aristóteles afirmaba que la igualdad de trato a personas en condiciones desiguales acentúa la desigualdad. Por ese motivo para lograr una sociedad más igualitaria no debiera actuarse igualitariamente sino equitativamente, compensando las diferentes condiciones en la que está cada persona. La justicia social, un concepto aparecido a mediados del siglo XIX, se quita la venda para poder considerar la realidad y compensar las desigualdades que se producen. 

No alcanza con poner los derechos a disposición,  no son derechos individuales liberales sino derechos humanos (Eduardo Barcesat). La XIV Cumbre Judicial Iberoamericana en las 100 Reglas de Brasilia, considera en condición de vulnerabilidad aquellas personas que, por razón de su edad, género, estado físico o mental, o por circunstancias sociales, económicas, étnicas y/o culturales, encuentran especiales dificultades para ejercitar con plenitud ante el sistema de justicia los derechos reconocidos por el ordenamiento jurídico.

La consideración del “acceso a la justicia” evidencia no un problema burocrático legal, sino una necesidad más profunda: la de un real acceso a derechos: reconocidos y declarados en Tratados y Constituciones pero muy escasamente ejercidos. Si el ejercicio de los Derechos queda pendiente para una inmensa mayoría; es señal que el Derecho y la Política, como organizadores de las relaciones sociales, han evolucionado en direcciones distintas… o bien; que algunos han visto en el Derecho un campo fértil para la mentira piadosa y las falsas esperanzas que nunca se concretan.

Siempre será válido el esfuerzo de un profesional del Derecho para salvar una vida, el presente o el futuro de cualquier persona despojada de lo más elemental; pero no es la función última del Derecho la curación de heridas. Sin lugar a dudas, la respuesta no es una Ley más depurada, o más abogados presentando amparos; sino una política que actúe con justicia Social.



Los Cletos


“Es uno de los momentos más difíciles de mi vida… quiero que esto se entienda: no puedo acompañar. Actúo conforme a mis convicciones… Pido perdón si me equivoco. Mi voto no es positivo” (Senado de la Nación Julio 2008)

-¡Hace la tuya Cleto!, pedía la tribuna en barrio norte. Y una vez más, él  no se privó de traicionar la pertenencia a un colectivo justificado en su “cosita personal". Lo había hecho en Mendoza y ya era su costumbre.

Cleto se formó en una cultura -evidentemente aún lo gobierna- llena de afeites e indulgencias a la individualidad. Cualquier corazón que sufre esa enfermedad consiente el brinco de su descaro. -¡Dejenló al hombre cumplir su voluntad! ¡No ven que hace lo que le dictan sus convicciones!

Cleto usa los modos típicos del buen muchacho, ese que no le hace mal a nadie (ni bien tampoco). La parte “disciplinadora” del mensaje la aporta su cara de nada. Está dirigida al “hacé la tuya” que habita en cada cucaracha. Esas que ven a Cleto y se emocionan.